Es importante reconocer las
estructuras generales que se han establecido como componentes funcionales, integradas
en un sistema denominado límbico. Este sistema consiste en varias estructuras
interrelacionadas que incluyen;
la circunvolución cingular (rodea el
cuerpo calloso y se
encuentra limitada
superiormente por el
surco calloso marginal), la
cisura longitudinal (separa los
dos hemisferios del
cerebro), el septum (ubicado
en la pared medial del cuerno anterior
y cuerpo del
ventrículo lateral), el cuerpo mamilar del hipotálamo (situado a cada
lado y posterior
al túber cinereum), el
fórnix (la cara
inferior del cuerpo calloso se
ubica en contacto íntimo con el cuerpo
del fórnix), el hipotálamo (ubicado debajo del surco del
hipotálamo en la
pared lateral del tercer ventrículo), la
amígdala (ubicada por delante y por encima de la punta del asta
inferior del ventrículo
lateral) y el hipocampo (ubicado al interior del lóbulo
temporal). La circunvolución del cíngulo controla las funciones afectivas
y cognitivas; el septum
está relacionado con
las necesidades primarias del
cerebro y las sensaciones placenteras ;
el fórnix se encarga de
la actividad cognitiva normal
por su
papel en la
formación de la memoria
como parte del circuito
de Papez, en cuanto a
los cuerpos mamilares, intervienen
en la captación de impulsos nerviosos procedentes de la amígdala e
hipocampo, y del
envío a través del tracto
mamilo-talámico de estos impulsos hacia el tálamo. Primordialmente, se destaca la función
metabólica, que se origina después de que la información de un estímulo llega
del bulbo olfatorio a la corteza olfatoria y después se dirige al hipotálamo,
el cual se encarga de dar respuestas metabólicas (térmicas, vegetativas) y
reproductivas. En cuanto la supervivencia, la amígdala se encuentra facultada para
controlar y mediar emociones principales como pasión, tristeza y miedo.
Finalmente, se le atribuye al hipocampo la función esencial de la memoria a
corto plazo. La amígdala juega también un papel muy importante en el aprendizaje
de las conductas emocionales. Una
conducta emocional de gran trascendencia es el llamado condicionamiento de
contexto, que se refiere al aprendizaje de las conductas que empujan al animal
a ponerse más frecuentemente en contacto con aquellos estímulos que son importantes
para el mantenimiento de la especie (comida, sexo), aprendiendo a aumentar los contactos
con los entornos que le proporcionan una recompensa (nutritiva, sexual o de drogas
de abuso). No se pueden olvidar los
núcleos septales que actúan en conjunto con el hipotálamo medial y el hipocampo;
esto genera una inhibición del sistema límbico y del estado de alerta, efectos
que contribuyen en la memoria y la atención selectiva; estos núcleos regulan los
niveles emocionales y de alerta, también mantienen al organismo en estado de quietud,
en espera para responder o reaccionar ante un estímulo. Existen estudios experimentales en ratas que
determinan que si se hace una lesión en los núcleos septales se produce
hiperreactividad y conducta agresiva.
Uno de los núcleos más estudiados en el sistema límbico es el accumbens,
considerado un sistema motivacional que se encarga de:
- La adicción, es considerada como una patología y se asocia particularmente con respuestas emocionales en etapas tempranas del “amor romántico” como la euforia, la atención, el pensamiento obsesivo, la dependencia emocional en un compañero específico.
- El apego, determinado genéticamente y que asegura la supervivencia del recién nacido y todas las especies de mamíferos.
- A recompensa, se determina como prueba neurobiológica en la vía dopaminérgica mesocorticolímbica; esencial en los mecanismos que impulsan la actividad motora, participa en los mecanismos sensoriomotores, motivacionales y de control que inducen al animal a buscar fuentes de gratificación
- El placer, que genera la ingesta de alimentos, drogas y la conducta sexual
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